Anciano
sano, frágil y enfermo.
BIBLIOGRAFIA
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En el hombre, a lo largo del proceso de envejecimiento y debido a
la propia evolución biológica, se producen unos cambios considerados
“normales”, que será preciso conocer para diferenciarlos de cualquier proceso
capaz de alterar la salud.
Los cambios anatomofisiológicos que se producen a lo largo del
desarrollo del hombre se inician al mismo tiempo que la propia vida y se hacen
palpables de forma muy notable en los primeros años de existencia. Sin embargo,
los cambios asociados al envejecimiento se inician de forma poco aparente, para
exteriorizarse poco a poco. Los requerimientos individuales para resolver las
necesidades de la vida cotidiana son distintos y están sujetos a las
incapacidades o limitaciones personales para funcionar de forma independiente.
Se puede hablar entonces del nivel funcional óptimo como aquel que permite al
anciano ser los más independientemente posible.
Así se puede definir al anciano sano como aquel sujeto con
alteraciones funcionales, al límite entre lo “normal” y lo “patológico”, en
equilibrio inestable y con adaptación de los trabajos funcionales a sus posiblidades
reales de rendimiento.
La conciencia y posterior aceptación de esta mutación orgánica y
funcional, inherente al proceso de envejecimiento, ayudará al individuo a
asumir su déficit y a no plantearse expectativas de respuesta más allá de sus
capacidades funcionales.
En los ancianos, el término “fragilidad” se emplea para describir
distintas situaciones de vulnerabilidad relacionadas con el hecho de envejecer
y/o con la enfermedad en sí misma. Para definir la fragilidad se tienen en cuenta
una serie de indicadores tales como: síndromes geriátricos, realización de las
actividades básicas de la vida diaria, movilidad, factores de índole social
(aislamiento o no)… La clave del conocimiento del síndrome de fragilidad y de
la condición asociada de sarcopenia está en describir qué tipo de estudios de
intervención, incluyan o no medidas terapéuticas, conducirán a modificar en el
futuro próximo el pronóstico de estos sujetos.
El anciano enfermo es aquel que presenta una
enfermedad aguada, su perfil es similar al de cualquier adulto que presenta una
enfermedad y que acude a una consulta o tiene un ingreso a un hospital por un
proceso único. No tiene demencias ni conflictos sociales que generen riesgo a
su salud. Sus problemas de salud pueden ser atendido con el servicio
convencional y con la especialidad médica pertinente.